Preparación
- 1 kg de bacalao
- 6 dientes de ajo
- 5 cayenas o guindilla
- 1 y 1/2 vasos de aceite de oliva viergen estra
- perejil picado
- Remojar el bacalao 48 horas en la nevera, cambiándole el agua 3 ó 4 veces al día.
- Echar en una cazuela de barro el aceite (tiene que ser de muy buena calidad).
- Cuando esté templado, dorar los ajos y las guindillas lentamente.
- Una vez dorados, sacar y reservar.
- Echar el bacalao en el aceite a temperatura suave, con la piel para arriba, unos 3 minutos.
- Darle la vuelta y freír con la piel para abajo otros 3 minutos aprox.
- Sacar las rodajas a un recipiente y dejar que vaya soltando el suero (parece agua).
- Se recoge éste en un vaso o cualquier otro recipiente.
- El aceite de freír el bacalao, se saca a otro recipiente, dejando en la cazuela un poco de éste.
- Con un colador, agitar ese aceite hasta que veamos que empieza a engordar.
- Cuando esté bien espeso, se va añadiendo poco a poco el aceite reservado (templado) y se sigue batiendo con el colador.
- Cuando se haya echado como la mitad del aceite, empezar a echar el suero también templado y poco a poco, y seguir agitando la salsa con el colador.
- Una vez acabado el suero, añadir la otra mitad del aceite, y seguir procediendo de la misma forma.
- Cuando la salsa esté en su punto (queda espesa, con una consistencia como yogurt), añadir el bacalao y cocer unos minutos, hasta que el bacalao se acabe de hacer, teniendo cuidado de no pasarse en la cocción. Tiene que quedar jugoso.
- Colocar los ajos, las guindillas y perejil picado por encima, y servir bien caliente.
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